Pan y Oración!
Hace algunos años, tenía a mi cargo una casa de alimentos naturales, donde se hacían comidas, y principalmente panes.
Quien hacía los panes era un especialista en la materia y su trabajo atraía al vecindario. Un buen día tuvo que viajar y nos quedamos sin nadie que hiciera el pan. Frente a la situación no tuve otra alternativa que asumir yo misma la responsabilidad sin nunca haber hecho pan antes. Puse las manos en la masa y entregué los resultados a Dios. ¿Acaso no había sido Él quien me colocó en esa situación?
Siempre que amasaba pan era como si los ingredientes, aparentemente inertes, fuesen tomando forma, cambiando de textura, sutilizándose, creando vida. Cuanto más amasaba, más se transformaba la masa, y el milagro se renovaba todos los días. Comencé a orar mientras amasaba. Poco a poco sentí que, a través de lo que sucedía y que era inexplicable para mí, me comunicaba con el mundo por otras vías - vías ocultas, interiores. Eran mis cartas de amor a los desconocidos, a aquellos que comerían el pan.
Grande fue mi sorpresa cuando advertí que la clientela había cambiado totalmente. Ya no eran sólo los vecinos los que venían, sino gente de diferentes puntos de la ciudad, únicamente para llevarse el pan.
Un día me puse a conversar con una señora que todos los días venía por pan desde lejos. La vi cansada y le ofrecí un té. Mientras lo tomaba, me contó que tenía una hija de quince años con cáncer terminal; la joven no ingería casi nada, la única cosa que pedía era "aquel pan". Fue en ese momento que comprendí que en el pan se imprimían realmente energías luminosas, que ayudaban a quien estuviese receptivo.
Me inundó una profunda gratitud al darme cuenta del alcance de la oración. Y le agradecí al Único por bendecir con su amor aquel humilde trabajo.
No sólo al elaborar alimentos, sino en todos los actos tenemos la oportunidad de prestar un servicio desde lo más íntimo de nuestro ser sin esperar retribución, de prestar un servicio sólo por el Bien.
"Ama hasta que duela, y cuando éso suceda ... ama más"
Teresa de Calcuta.
enviado por: Arnaldo Sáenz
Patricia